Diseño del blog

NO TENEMOS REMEDIO
Por: José María Barbado
01/mayo/2020

Perdonen que sea pesimista, pero con las perspectivas que se tienen de nuestro comportamiento en este desastre no puedo aventurar que vayamos a mejorar después.
El espectáculo que estamos dando al mundo no puede ser más lastimoso. Un gobierno que está intentando capear un temporal acerca del que nadie sabe nada, y que improvisa, y que comete errores, porque ante la novedad de los acontecimientos hay que construir soluciones sobre la marcha, recurriendo a veces al ensayo-error, puesto que hasta los expertos desconocen el alcance del problema, y una oposición que no tiene escrúpulos y desaforadamente aprovecha la coyuntura para provocar la caída del gobierno y volver al estado natural de las cosas, es decir, que gobiernen ellos. No les importa lo más mínimo la situación extremadamente grave que vivimos ni el vacío que se abre ante nuestros pies: “Que se hunda España, que nosotros la levantaremos” ¿Les suena esta frase? Sus únicas soluciones son el lazo negro y el reconocimiento a las víctimas, que eso se les da muy bien. Y no tienen empacho en decir que la culpa de la situación sanitaria y económica es del gobierno. Sin una propuesta. A verlas venir.
Acusamos a los políticos en general de pequeñez para afrontar la grave crisis sanitaria y económica que estamos atravesando y que se instalará entre nosotros durante mucho tiempo. Y es cierto: a grandes problemas pequeños políticos, pero ¿quién ha colocado a esos políticos en su puesto? El pueblo “soberano”. 
Miedo da que esté al frente del principal partido de la oposición una persona que ha sido capaz de obtener media licenciatura en un suspiro desde que entró en política, habiendo tardado siete años antes en la otra media, con un máster más que discutido y a quien habría que investigar por si realmente tiene el título de Graduado Escolar. Hasta ahora no ha propuesto una sola medida para ayudar a sobrellevar la crisis. Dado lo visto, si las tuviera se las guardaría, no sea que el gobierno las asumiera y tuviera éxito. 
Miedo da el ultramontano que niega que se ayude a los necesitados para que puedan sobrevivir a la crisis y que propone la eliminación de chiringuitos políticos mientras que él ha vivido casi siempre de una paguita de cargos a dedo, y que hace de la exclusión y del odio su bandera, pero me da escalofrío reparar en que cuatro millones de personas le han puesto ahí. Y de esos cuatro millones, solo una pequeña parte está defendiendo sus posiciones de privilegio; los demás…
 ¿A quién tenemos al frente del país? Dudo mucho de la eficacia en la gestión pública de las personas que llegan al poder a base de maniobras para eliminar a los adversarios incluso de su propio partido, que pueden cambiar de opinión de la noche a la mañana solo para conservar ese poder; en eso consiste su ideología. Su acción será pues, acomodaticia, vinculada a las posibilidades de mantenerse en el cargo, y no al revés. 
Muchos censuramos que se tiren los trastos a la cabeza pero muchos otros corean a quienes lo hacen. Es como la pelea a muerte de dos personas situadas al borde de un precipicio. El fragor de la lucha y el deseo de aniquilamiento les ciega y no se percatan de que ambos pueden caer al vacío. ¿No sería mejor tener un gesto de lucidez y esperar al menos a continuar la lucha tras apartarse lo suficiente de la sima?
No puede ser. ¿Qué nos pasa a los españoles para comportarnos de esta forma? ¿Por qué somos especialmente proclives a difundir los bulos o a participar en las tareas de acoso y derribo? No se me ocurre otra explicación que la que siempre suelo dar en estos casos: la deformación y la desinformación. Y de esto sálvese quien pueda. 
No tengo ningún recato en decir que vivimos alienados, que pensamos lo que quieren que pensemos, que nos educan para soportar el sistema y no para mejorarlo, y mucho menos para cambiarlo; que nos sacude una tormenta de informaciones contradictorias para las que no tenemos elementos de análisis ni, por supuesto, la suficiente formación crítica; que tendemos a decantarnos por las vías más simples y populistas, pero que al mismo tiempo damos por válidas las explicaciones más confusas y sofisticadas.
Con estas mimbres, cualquier gobierno saldrá malparado de esta crisis de temibles proporciones. La mejor gestión posible nunca será reconocida porque los resultados serán devastadores gobierne quien gobierne, y tardaremos años en salir de esta; la propia naturaleza desconocida de los elementos contra los que luchamos hará que los resultados no puedan ser netamente positivos y que casi todos suframos las consecuencias. Las medidas que a unos les vendrán bien, a otros les rechinarán, incluso habrá a quienes casi nada les resulte medianamente aceptable. De esos “casi todos” que sufriremos las consecuencias, muchos, tal vez los más desfavorecidos de la fortuna, se decantarán por las posiciones más populistas y morderán la mano de quien al menos habrá intentado ayudarles, tal vez sin conseguirlo plenamente, sin darse cuenta que de otra forma posiblemente les hubiera ido peor.
Lo que expreso en las líneas precedentes no son dogmas de fe, y estoy deseando que alguien me rebata estos argumentos, y, como siempre, anhelo que mi pesimismo salga derrotado por una nueva realidad que nos haga mejorar tras las lecciones bien aprendidas.


Compartir

En el tintero

Por José María Barbado López 29 abr, 2024
Basura
Por José María Barbado López 05 nov, 2023
EL TEATRILLO DE DOÑA LEONOR
Por José María Barbado López 10 oct, 2023
EN TORNO A LA AUTODETERMINACIÓN
Por José María Barbado López 26 jun, 2023
¿Cómo es posible que se hable tan poco de ello y haya personas que no se percaten? Dados los antecedentes de ayuntamientos en Extremadura en los que, por la premura por la que se debían constituir inexorablemente el 17 de junio, ha habido pacto PP- Vox, y la excepción de Valencia dentro de las comunidades autónomas, pues se trataba de aprovechar la ocasión, podéis poner sin miedo la mano en el fuego si afirmáis que si no mediaran las elecciones del 23J, la señora Guardiola habría otorgado sin dudar a los de ultraderecha las dos consejerías que exigen. La «derechita cobarde», como en el resto de autonomías, se está conteniendo para arañar el voto de los electores más moderados en las próximas elecciones generales. ¿Cómo si no, la dirección del partido a nivel regional no ha impedido que sus ediles pacten con negacionistas de la violencia de género al igual que su jefa a nivel autonómico?. ¿Dónde se queda la machaconería de Feijoo en pretender que gobierne la lista más votada?  La falsedad de la señora Guardiola queda muy manifiesta después de una campaña en la que parecía que iba sola, sin equipo, a las elecciones: «Probadme cuatro años». «Dadme vuestra confianza». «No os defraudaré», y así ha conseguido convencer a muchos electores que no reparan en que la señora Guardiola y su jefe Feijóo son unos mandados de los que controlan el país y los medios de comunicación que han cerrado el entendimiento de miles de españoles y españolas.
Por José María Barbado López 04 jun, 2023
¿Estamos locos?
Por José María Barbado López 22 feb, 2023
H ace algunos años, en uno de los pueblos más bonitos de España, situado en la Axarquía malagueña, un embaucador consiguió ilusionar a todo un pueblo y que el ayuntamiento aprobase la declaración del término municipal con el apelativo de “reserva biocultural”, un término inexistente en el ordenamiento urbanístico. Prometió crear algo parecido al paraíso sostenible. Quedó en un “bluf” de un iluminado que arrastró económicamente a varios crédulos. Recientemente, el ayuntamiento de Salamanca contrató con un buen sueldo a un conseguidor que pretendía endosar un proyecto de ciudad sostenible “Peace City World”. El ayuntamiento fue embaucado por otro iluminado vendiendo humo. En la Reserva de la Biosfera de la Siberia Extremeña, una empresa ha conseguido ilusionar a la Junta y a unos ayuntamientos con un proyecto de ciudad sostenible paradisíaca en permanente conjunción con la naturaleza de tal modo, que han llegado a adaptar la legislación vigente y a expropiar terrenos para que esta quimera se pueda desarrollar y contribuir de alguna forma a revertir la dramática sangría de la despoblación que amenaza nuestro mundo rural. No diremos que sea otra venta de humo, pero a algunos nos cuesta mucho meternos en la cabeza que un lugar tan afortunadamente dejado de la mano del hombre, y tan apetecible por otra parte para los grandes negocios especulativos (léase Valdecañas), pueda sufrir de la noche a la mañana una transformación beatífica que tenga nulo impacto negativo en el ambiente de la despoblada y pintoresca comarca. Sensibilizada como está la sociedad ante los continuos atentados a la naturaleza por parte de los especuladores sin escrúpulos, los promotores de Elysium City no podían presentar su proyecto como una simple operación urbanística de construcción y venta de viviendas con algunas zonas comunes y maquillando el negocio con visos de sostenibilidad. Hay que adornarlo todo con rimbombantes epítetos y parafernalias conservacionistas. ¿Llegará a ejecutarse la totalidad de los elementos que conforman el proyecto, o quedará en la construcción de viviendas y hoteles con algunas zonas comunes, agotándose después el capital para continuar invirtiendo y quedando como una promoción inmobiliaria más que a la postre nadie se atreverá a demoler por provocar mayor daño y porque, al fin y al cabo, lo que quedaría en nuevo Valdecañas sería una fuente de riqueza y puestos de trabajo para unos pueblos agonizantes?
Por José María Barbado López 03 ene, 2023
LOS SINDICATOS, “GUARDIANES” DE CALIDAD DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA  (TAMBIÉN LA JUNTA)
Por José María Barbado López 15 sept, 2022
Una ridícula participación en la manifestación por un tren digno. Antes se había roto el pacto. De la que iba a ser multitudinaria exigencia de trato digno para Extremadura se descolgaron entidades disconformes con que los partidos oportunistas se apuntarán al carro reivindicativo. Hoy están en la oposición y no quieren acordarse de los incumplimientos de su partido cuando estaba en el gobierno. Si hubiera sido el otro quien hubiera estado gobernando, el actual jefe del ejecutivo extremeño se hubiera rasgado las vestiduras y no hubiera asistido a la inauguración de la fallida pantomima sucedánea de la alta velocidad. Pero claro, son estómagos agradecidos que en vez de plantarse seriamente en defensa de los intereses de la comunidad, procuran dar vidilla a los de su misma cuerda, porque saben que les va en ello su permanencia en la poltrona. Otros partidos, que nunca han gobernado, tienen eterna mentalidad de oposición y en las actuales coyunturas se ve que no van a gobernar. A todo esto, la ciudadanía de a pie ni siente ni padece. O sí que siente y padece, pero, y esto es ya un verdadero y real tópico, nos quejamos de modo fatalista pero no hay quien nos mueva. Nos anuncian a bombo y platillo un Triple Five casinero que quedó en agua de borrajas. Nos prometen un Elysium siberiano que está por ver, una fábrica de baterías que está por ver, en sustitución de la que se fue a Sagunto, una azucarera que ya está visto que no. Y para ello las autoridades se bajan los pantalones y modifican la ley para adaptarse a la horma de los zapatos de quienes nos prometen el oro y el moro y después los (nos) dejan con el culo al aire porque nada de nada. Nos han metido con calzador una mina de litio y se han apresurado a legislar para que los beneficios queden en Extremadura y no solo los inconvenientes: ¿de veras? La legislación extremeña está siempre por debajo de los supremos intereses del estado, no lo olvidemos. Vaya: que se ríen de nosotros de manera explícita, casi casi. Y todo por unos dirigentes calzonazos y por una población sometida a la desidia más devastadora. Quien esto escribe es absolutamente contrario a los partidos nacionalistas, que rebañan solo para casa, y que, a mi juicio, que puede estar errado, lo que pretenden unas veces es arañar prebendas y otras administrarse sus propias miserias de modo insolidario con el resto de territorios, sobre todo los menos favorecidos, como Extremadura, asignándonos el sambenito de nada emprendedores, vagos y perseguidores de subvenciones. Pues bien, visto lo visto, que hemos sido y seguimos siendo el farolillo de cola del conjunto autonómico, ¿no podría ser positiva la existencia de un partido auténticamente extremeñista que pueda conseguir suficiente fuerza en las Cortes y en general en el concierto autonómico para poder llevarse el gato al agua cuando los grandes partidos estatales necesiten de escaños para aprobar sus planes, tal como lo vienen practicando otras formaciones bien conocidas del espectro político? Anticipo la respuesta: me estoy engañando. En Extremadura esto no es posible; incluso puede que en Extremadura no sea productivo.. Pero entonces, ¿Cómo podríamos hacer para que dejaran de reírse de nosotros?
Por José María Barbado López 04 may, 2022
Un indicador elocuente de la idiosincrasia de un país es el trato que se profesa a las personas nativas que de algún modo sobresalieron tanto dentro como en el exterior del territorio donde nacieron.
Por José María Barbado López 24 abr, 2022
LA GRAN PARADOJA Compadezco a los franceses votantes de Mélenchon en la primera vuelta al verse en la tesitura de tener que optar por el voto a Macron para evitar el acceso al poder de Le Pen, so pena de favorecer a esta última con su abstención. Pero pienso, por otra parte, que si yo me encontrase en Alemania ante una hipotética segunda vuelta entre la CDU de la señora Merkel y la ultraderechista AfD. lo tendría bien claro, a pesar de mis grandes diferencias con los planteamientos políticos y económicos de la unión cristiano demócrata alemana. Precisamente por eso, porque se trata de un partido demócrata contra otro que no lo es, y que recuerda los viejos tiempos de la victoria del partido nacionalsocialista en 1932. Algo parecido sucede en Francia. Se trata de que el poder sea ejercido por alguien tan “repelente” para el electorado de izquierdas como Emmanuel Macron, o dejar que el nacionalpopulismo antieuropeo y antidemocrático de Marine Le Pen nos encamine a una ruptura del sistema por el lado contrario al que pretendemos los ilusos trasnochados que seguimos denominándonos de “izquierdas”. Con todo el dolor de mi corazón y “tapándome las narices” posiblemente asumiría la úlcera que me provocaría votar a Macron. Dentro de lo malo malísimo, aún puedo considerar a Macron un demócrata.  En España es distinto. Si se me plantease la opción de una segunda vuelta a elegir entre el Partido Popular o Vox, mi duda me situaría en el lugar del asno de Buridán, sin saber el camino que escoger y quedándome en la encrucijada para siempre. Probablemente no votaría aún a riesgo de favorecer con mi abstención el acceso de Vox al poder, porque pienso que un partido que no le hace ascos a gobernar con Vox participa de su misma naturaleza, y en España, el partido Popular, condenado varias veces por corrupción como entidad política e inculpados muchos de sus miembros a título personal; partido que no condena, incluso permite que se exalten, las atrocidades cometidas por el anterior régimen, es el heredero del totalitarismo instaurado por Franco tras la sublevación de 1936. Lo grave y preocupante, al menos para mí, es que este partido, aún a sabiendas de su falta de claridad democrática y su honestidad pública, es votado por un gran porcentaje de españoles. Cada uno que saque las lecturas oportunas del dato. Por eso, ante el dilema de elegir entre un partido abiertamente antidemocrático o uno que lo es de forma subrepticia, tal vez la solución sería que de una vez por todas suframos en nuestras carnes los efectos de un gobierno de ultraderecha. A ver si escarmentamos y rectificamos a tiempo. Lo malo es que este hecho se nos puede ir de las manos, como sucedió en Alemania en 1932. Por tanto, aquí me quedo, como el asno de Buridán.
Show More
Share by: