Basura

BASURA
La basura mediática, el llamado todo vale para derribar un gobierno constituido de modo democrático a pesar de su debilidad y de necesitar de continuos apoyos es algo que puede ser normal desde el punto de vista de que una sociedad variopinta puede albergar individuos o colectivos indeseables, sicarios de los grandes poderes que detentan el señorío del Estado, y que no reparan en medios inmorales para conseguir sus objetivos inconfesables. La soberanía de este país no reside en el pueblo, desde el momento en que las conciencias están adormecidas y lobotomizados los cerebros por la acción de unos medios de modo que ya no se necesitan golpes de estado militares –eso queda en la reserva- para mantener el statu quo.
Y son algunos elementos pertenecientes al poder judicial, ese que el PP no quiere renovar, salvando casos concretos y que se meta quien así lo considere, que yo así lo aceptaré, quienes están al servicio de estos poderes supremos, como está comprobado en las actuaciones contra los elementos de izquierda y las inhibiciones contra las corruptelas de la derecha.
Ignacio Escolar enumera algunos casos, pero son muchos más: La persecución de la esposa de Sánchez por unas insinuaciones de medios paniaguados, La mentira demostrada que derribó a Mónica Oltra, el acoso en su vivienda a Irene Montero y Pablo Iglesias, La imaginaria acusación contra Victoria Rosell, la retirada del acta del diputado Alberto Rodríguez por el testimonio torticero de un policía, las más de veinte querellas archivadas contra Podemos, el acoso a las hijas de Zapatero…
Por el contrario, hay procesos que se eternizan, prescriben o a lo sumo terminan con la caída de algunos desgraciados cabezas de turco, cuando los presuntos implicados son miembros del PP. No es el caso de los ERES del PSOE en Andalucía, que se castigó convenientemente; es el caso de las cloacas del estado, Púnica, Ciudad de la Justicia, Villarejo, financiación ilegal del PP, Gürtel, Kitchen, Taula, Tandem…
En Europa y en el mundo “occidental” estamos asistiendo a un proceso de neofascistización de la sociedad y de los estados. En España no íbamos a ser menos, pero como Spain is different, llevamos la delantera con nuestra pretendida transición durante la cual se cambió de la dictadura todo lo que había que cambiar para que nada cambiase. Eso que tenemos adelantado a la hora de adoptar un modelo neofascista en el futuro.
Que haya corruptos es inevitable; que haya mierda política y se recurra a estrategias moralmente degradantes, también. Que no haya mecanismos que impidan o atenúen estas amenazas a la convivencia es lamentable. Lo grave es que la mitad de los españoles apoye con su voto e incluso jalee estas formas de obtener el poder y de destruir al enemigo y que no censure y se avergüence de estos procederes. Eso demuestra hasta qué grado la sociedad española está aculturizada, anestesiada, adormecida, mediatizada, idiotizada, embrutecida y en resumidas cuentas, enferma. Y no sabemos cuál puede ser la medicina para que recobre la salud.
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